30/7/09

Desayuno americano.10


Nueva Era

Los fuegos de artificio del nuevo milenio pasaron casi desapercibidos para Verónica, que estaba en el hospital acompañando a Claudio "el profe" Lencina en sus últimas horas de vida.

Ella misma cerró sus ojos el primer día del siglo y con ellos cerró un capítulo en que el reverencial afecto por el maestro había signado su carrera y su vida personal.

Se encontró de pronto con una página en blanco que debía ser llenada de inmediato, buscando otro trabajo y dando otro giro hacia lo desconocido.

Como siempre lo había hecho, la Colo, su amiga incondicional, le facilitó las cosas.

En esos años Sabrina, "la Colo", se había recuperado de la debacle de sexo, drogas y alcohol cuando conoció a un chamán mexicano que le dio un nuevo sentido a su vida. Juntos habían abierto un centro de terapias alternativas y les había ido medianamente bien.

Había vendido las propiedades que sus padres le dejaron al morir y tenía capital suficiente para montar una empresa que requería de la capacidad profesional de Vero, que en definitiva, era una talentosa periodista aunque cumpliera a la perfección cualquier rol que se le ocurriera interpretar.
Nació así la editorial Nuevo Paradigma, que empezó editando una revista sobre terapias complementarias que se fue imponiendo en el mercado ávido y virgen de nueva era en esos años.

Verónica había leído todos los libros de Dopra, y conocía en detalle lo que se cocinaba en la gran cocina de la medicina alternativa americana, aunque como todo, las tendencias del mundo llegaban a la Argentina unos años más tarde, la intuición de Vero fue fundamental para darle a la revista una orientación realmente innovadora y así sus límites internos se expandieron en sintonía con la expansión comercial de la empresa.

En poco tiempo Vero y Sabrina volvieron a ser socias exitosas y empresarias calificadas.

Raquel Lamas escribía interminables cartas desde Pueblo Chato, no mails ni mensajes de texto, cartas a la antigua. Cada semana recibía un grueso sobre lleno de fantasías que su madre se empeñaba en mantener vivas, Vero temía por la salud mental de su madre pero contestaba con amor y dedicación otras tantas carillas que remataba siempre con la invitación a dejar todo aquello y venirse a vivir con ella a Buenos Aires.

Fue solo cuando Antonio sufrió un ataque cardíaco fulminante y justiciero, que decidió ir en busca de su madre. Una vez en Buenos Aires, Raquel, liberada de su martirio pueblerino gastó parte de su fortuna en un departamento y salió de compras al Abasto Shopping, asesorada por Vero que estaba empeñada en cambiar su estilo.
Por esos días Verónica volvió a encontrarse con Richard Hicks, el norteamericano generoso de los triángulos, solo que esta vez en otros términos. Él como representante de un laboratorio que producía remedios naturales y tenía publicidad en la revista, y ella como directora de la misma.

Como antiguos amigos tomaban café y hablaban de negocios, los de la revista, claro, y continuaron viéndose cada vez que él pisaba Buenos Aires.

Al tiempo, el chamán mexicano desapareció junto con las joyas familiares de Sabrina Luque quien se embarcó en un nuevo periplo de descontrol y excesos..

Verónica se hizo cargo de los negocios y socorrió a la amiga con todo lo que estuvo a su alcance.

Un día de otoño del 2007 la Colo viajó a Brasil donde conoció a su nuevo amor, un mulato de San Salvador de Bahía.
Volvió a fin de año con la mirada extraviada y un análisis de HIV positivo en la mano.
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