31/7/09

Desayuno americano.13


La esperanza hindú

La enfermedad de Sabrina puso a Verónica en pié de guerra. La biología devastada de la amiga, a causa de los excesos de alcohol y mala alimentación requería ante todo de una buena desintoxicación.

Fue así que Raquel se unió a la causa ofreciendo su departamento y sus oficios de cocinera y buena samaritana. Fue esta causa común la que restableció el vínculo filial y las tres se mudaron a vivir juntas, brindando a la Colo apoyo moral y atenciones de todo tipo.

Verónica por su cuenta buscaba una curación definitiva, utilizando sus conocimientos e influencias en el campo de la salud.

Al parecer, no había nada nuevo en la materia. La medicación que se venía utilizando desde hacía años tenía escasas posibilidades de curar. Por el contrario, tenía serios efectos colaterales que atentaban contra la calidad de vida del enfermo. Las investigaciones más prometedoras parecían terminar siempre tragadas por un agujero negro de misterio, fracasos o desmentidas.

En Octubre del 2008 Richard le comentó sobre el médico hindú que había investigado por su cuenta en Delhi.
En la pantalla de su laptop apareció lo que buscaba: Savir Rajnesh era un médico graduado en Delhi, asociado nada más ni nada menos que con Naveen Dopra, director del Centro Dopra en India, que repentinamente había dejado su país para unirse al grupo de investigadores californianos de una famosa corporación.

Tardó un poco más en averiguar los motivos de semejante decisión, pero cuando lo supo todo tuvo sentido: la prima de Rajnesh había contraído el virus en África.

Si se quiere, sus motivaciones son idénticas a las mías, se dijo Verónica. Eso es bueno.

-Tengo que ver al Dr. Rajnesh- se propuso con firmeza.

Estaba en preparativos para viajar a Los ángeles a entrevistar al médico, cuando Richard, que ya se había transformado en su informante de primera mano, le comentó el trascendido: el médico hindú habría descubierto la cura para el SIDA, y aunque no existiera ninguna confirmación oficial, era tal el revuelo que había causado entre las corporaciones interesadas en mantener en sus manos el control de este negocio multimillonario, que se esperaba el inicio de una literal guerra para conseguir a cualquier precio la fórmula y el monopolio de su producción y venta.
Verónica prefirió ignorar de donde sacaba Richard esa data.

Entonces surgió lo del Congreso. Algunos cables de agencias noticiosas informaban escuetamente de la presencia de Savir Rajnesh en el Congreso médico de Mar del plata, para fines de Enero del año entrante. Faltaba tan poco que Verónica decidió esperar, intuyendo que el médico aprovecharía el marco internacional del congreso para hacer su anuncio.

Después de todo, el hindú tenía su ego, como cualquiera. Seguramente negociaría en óptimas condiciones la venta de la fórmula al mejor postor.

Para no crear falsas expectativas en Sabrina, se las arregló para reemplazar a Gorriti, el especialista en medicina tradicional de la revista, diciendo que tenía muchas ganas de conocer a un hindú, razón que a la Colo le resultó la más aceptable.

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