Ya se.
No me lo expliques.
Saquémonos el traje de mortales.
Nos precede el instinto milenario,
de habernos enfrentado tantas veces
Sabemos lo que pasa cuando cae
en tus ojos de tigre mi conciencia
cuando me dejo hipnotizar
para que creas ser el rey
colgado a mi cintura.
Aún tengo huellas de tu garra.
y te vos te relamés la quemadura.
-Un duelo del que nunca
salimos sin castigo-.
Tus patas a mis alas.
Tu fuerza a mi destreza
Tu hambre a mi banquete.
Hasta el hartazgo.
Es bueno que lo sepas: sufriremos.
cuando remonte vuelo
a renacer de mis cenizas.
para volver a amarte
en otro,
en otro,
Tigre.








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