10/1/13

Llegada de la fragata Libertad, la otra postal


La idea de organizar un cacerolazo surgió en las redes sociales el mismo día que se anunció que la fragata Libertad llegaría al puerto de Mar del Plata. Desde entonces empezó a circular la convocatoria y la fecha: 9E.
Los organizadores del acto de recibimiento oficial a cargo de nuestra capitana tuvieron tiempo suficiente como para planear, también, el bloqueo a manifestantes no alineados que pretendieran acercarse a la base naval a importunar con sus cacerolas.
Cuando llegué al lugar de la cita, frente al Hotel Costa Galana, en el boulevard marítimo, a eso de las 19 horas, la línea ya estaba trazada. Una línea triple de color naranja formada por los chalecos de mujeres y hombres de la infantería dividía a unos cien manifestantes de una docena de militantes oficialistas que batían sus bombos, envalentonados por la nada discreta protección de unos cuantos matones a sueldo. ¿Barrabravas? ¿Servicios? Tenían pinta de eso.




Era una buena imagen metafórica del país actual. La postal veraniega que amenaza con continuar en otoño, invierno y más allá, mostraba en pequeña escala al país dividido, irreconciliable, crispado. 
Me contaron que hubo algunas escaramuzas entre manifestantes antes de que la policía armara la barrera humana. Los militantes cristinistas quedaron al sur, los caceroleros al norte y sin posibilidades de avanzar hacia la base naval como estaba previsto.
Había tensión, tristeza, bronca, no el ánimo relajado y alegre que se vivió el 13 de septiembre y el 8 de noviembre. Había también mucho menos personas portando cacerolas. La situación no daba para bancarla con la familia y los chicos. Se sabía que cientos de micros con gente del conurbano habían llegado la noche anterior.

Los cánticos eran subidos de tono de un lado y del otro, ellos nos hacían la V, nosotros el fuck you. Los exaltados eran contenidos inmediatamente por los demás. Hubo picos de máxima tensión que no pasaron de lo verbal.
El momento más alto en euforia llegó con los fuegos artificiales, que podíamos ver a la distancia, gracias a la topografía marplatense.

Ese momento quedó registrado aquí.




Después cantamos el himno y nos desconcentramos por sugerencia de la misma policía, antes de que la turba que salía del acto oficial en la base naval hacia el centro llegara a alcanzarnos.

No soy una buena cronista, nunca se me ocurrió meterme entre la saltarina muchachada peronista para hacer preguntas a lo Cynthia García. Presumo que no me hubiera ido muy bien, pero si me di el gusto de chumbar a un ropero que hacía de guardaespaldas diciéndole "vigilante". Al que sí le hice algunas preguntas fue al taxista que me trajo de vuelta a casa. Me contó que la noche previa había llevado a muchos jóvenes militantes a los boliches de Constitución, donde dejaron parte de los 500 pesos que declararon haber cobrado para venir al acto.
No creo que el tachero lea Clarín, ni tampoco que mienta. Dudo mucho que después de manejar 12 horas para parar la olla tenga energía para leer el diario o inventarse historias.

Casualmente—o no— hace unos minutos la señora presidente en cadena nacional mostró una foto de marinos junto a militantes peronistas que según ella es la postal de los tiempos que corren.

Lamento mucho decir que no coincide con la postal que yo tengo.
No coincide ni un poquito.

2 comentarios:

  1. Excelente! Nos han faltado crónicas de lo que pasó en Mar del Plata, y la tuya es impecable. La cosa se pone espesa.

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  2. Por lo pronto, mi video tuvo algunas respuestas en Youtube, que me encargué de borrar meticulosamente. Militontos ofendidos porque se muestra la verdad. En fin.

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Gracias

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